Cómo se aliviaron mis migrañas crónicas y el propósito de El Diario Fit

Una experiencia personal cambió mi vida, llenándome de salud y energía, luego de haber padecido migrañas crónicas por más de un década. Te cuento cómo pasó, quiénes influyeron y por qué eso me llevó a crear este periódico que busca difundir información que inspire a muchos a mejorar su salud y calidad de vida.       

Esta mañana, una amiga en FB publicó una imagen de su desayuno bajo el título “desayuno saludable”. En la foto: un bowl lleno de mango maduro, un yogurt comercial de sabor fruta, una barra comercial de cereal y una cajita comercial con algún tipo de néctar o jugo. Mi pensamiento inmediato fue “ay no, aparte que no creo que se sienta llena con esa bomba de azúcar, a la media hora su glucosa se le va a disparar, el páncreas segregará la respectiva insulina… hormona que enviará una señal al hígado, músculos y células de grasa que absorban el exceso de glucosa… algo de eso en los músculos y el hígado se convertirá en glucógeno, pero el resto se almacenará en forma de grasa… lo cual si se repite a diario no es nada saludable”.    Tuve el impulso de escribirle un comentario al respecto, pero recordé en ese momento por qué estoy impulsando este periódico, El Diario Fit.

Si yo le comentaba algo a mi amiga en FB, lo más seguro es que le iba a caer mal y en vano. ¿Por qué?  Primero, porque ella está intentando cambiar sus hábitos a lo que ella considera es más saludable, y yo le estaría diciendo: lo estás haciendo mal, ¡cuidado con esos productos!   Creo que eso la desmotivaría en su buen propósito. Aparte de eso, soy periodista y comunicadora, no una nutricionista o médico, y por lo tanto el valor que ella pudiera dar a mi comentario sería bajo.

Pero, ¿qué tiene que ver esta anécdota cotidiana con El Diario Fit?  Este periódico nace de una experiencia personal, que quiero potenciar usando mi formación y experiencia profesional como periodista. Es cierto, no soy nutricionista, ni entrenadora, ni médico, pero luego de investigar por cuenta propia asuntos relacionados a una enfermedad que me limitó por una década entera, tomé la responsabilidad de mis hábitos y estilo de vida y agarré valor para administrar mi propio cuerpo, escuchando a mi médico interior. Fue así como logré aliviar unas migrañas que me mantenían incapacitada una semana cada mes por más de una década de mi vida.  Durante ese periodo, estuve bajo control médico, con pastillas diarias que no estaban reduciendo mis ataques migrañosos mensuales y que entre los efectos secundarios había enfermedades graves, y un terrorífico “este medicamento puede inducir al suicidio”.  Desde el año pasado, estoy libre de esas medicinas, las cuales fui dejando gradualmente, y literalmente he experimentado un renacer en mi vida personal y profesional.  Aún visito a mi neuróloga, pero cada vez con menos frecuencia, y las recetas nada más incluyen analgésicos por algún episodio ocasional, ya que de vez en cuando ese nervio trigémino me alerta que tengo esa debilidad.

Recuerdo, con emoción, las decenas, o quizás cientos, de veces en mis días de encierro, soledad y oscuridad total en mi cuarto, con dolores que sólo quienes hemos tenido migrañas crónicas sabemos qué significan, pedía una y otra vez a Dios que realizara un milagro y me sanara de inmediato. Pero, en ocasiones, Dios no responde de la manera como nosotros queremos, sino de la manera que necesitamos. No me cabe la menor duda que respondió, pero enseñándome un camino con propósito: tenía mucho que entender sobre el origen emocional de mi enfermedad, para erradicarlo desde la raíz. 

Empecé, aprendiendo que mucho de mi dolor tenía que biodescodificarse, una palabra algo rimbombante para un concepto sencillo: recordar, enfrentar y superar eventos del pasado que me habían afectado.  Así de simple, y así de complejo.  Alguien puede venir a decirme “ah, eso es una pseudo-ciencia”. Pues, quizás, pero con eso avancé un 50% en el proceso de sanación. Luego, en el orden indicado vino toda la escuela de un señor que no conozco en persona, pero que aprecio tanto por su humanidad, generosidad y valentía: Frank Suárez con su programa en Youtube Metabolismo TV. Viendo y poniendo en práctica sus consejos, empecé a comer diferente, realmente balanceado, a incorporar en mi vida principios de una vida sana y adaptado todo a mi propio estilo porque “no todos somos iguales”, como repite él en sus programas.  Antes pensaba que, por ser vegetariana, comía sano, pero cuánto tuve que aprender y desaprender. Para coronar todo esto y sintiéndome ya otra persona, me inscribí a la Universidad del Metabolismo de Frank Suárez, UNIMETAB, cursando los módulos de Estudiante de Honor. En este curso, nos animan a compartir los conocimientos con familiares, amigos, y pues acá estoy, impulsada por mi periodista interior, queriendo compartirlos más allá de mi círculo íntimo, a través de El Diario Fit.

En El Diario Fit habrá mucha información sobre estilo de vida sano y otros temas de interés desde muchas perspectivas y contrastes, especialmente orientados a la prevención de Enfermedades No Transmisibles (ENT), que son aquellas que derivan de estilos de vida sedentarios y de malos hábitos alimenticios, como el cáncer, diabetes, hipertensión arterial, etc.   Pero, la línea editorial está y se mantendrá en consonancia con los conocimientos básicos aprendidos en UNIMETAB.  Además, tengo un rinconcito chino: CHINA FIT, ya que esta cultura ha sabido conservar técnicas milenarias de salud preventiva que hasta la fecha siguen siendo sumamente efectivas.  

En suma, mi propósito como periodista es investigar, redactar y difundir conocimientos que a mí me cambiaron la vida, no para que copien mi experiencia en particular, sino para animar a quienes quieran mejorar su salud, a que investiguen por cuenta propia y encuentren su camino para vivir mejor y con más energía para el desarrollo personal, en servicio de sus familias y comunidad.

Siempre te dicen, más que todo en temas de salud, “cuidado con lo que ves en internet”, y es cierto. Charlatanes hay por todos lados. Por eso debes usar tu criterio propio, y consultar con un especialista si tomarás decisiones drásticas sobre tus hábitos. Pero, poco te advierten sobre “cuidado con las pastillas que te da el médico”, para lo cual también hay que tener criterio.  Si yo no hubiera cuestionado las pastillas que a diario estaban apagando mi luz interior, mi situación no hubiera cambiado, y doy fe que mi vida luego de este proceso que les he contado, el cual duró un par de años, ha cambiado como de la noche al día.

Regresando a por qué como persona particular no le comenté nada a mi amiga en FB sobre su azúcar-bomba desayuno supuestamente saludable, pues porque yo no sé cuál es su proceso, ni su camino. No soy una experta en nutrición y salud, pero sí estoy completamente capacitada para exponer las ideas y conceptos de los mejores profesionales, aquellos valientes que asumen ese apostolado de hacerle mejor la vida al prójimo, y para eso existe El Diario Fit.

Como punto final, reconozco que Dios respondió a mi petición, no con una sanación instantánea, pero con algo mucho más valioso para mi crecimiento personal, ya que con todo lo vivido, ahora tengo un propósito y es compartir lo mucho que recibí de forma providencial, con una gran comunidad de lectores.    

¡Bienvenido amigo, amiga a El Diario Fit!