Ayuno intermitente, milagroso estilo de vida después de los 40

Las mujeres no podemos seguir dietas de constante déficit calórico, sino alternar días flacos en calorías con días gordos en calorías y otra cosa: el cardio no es suficiente.

Hace seis años llegué a los 40. Antes de eso, mi estilo lacto-ovo vegetariano de comer, aunque no todo el tiempo necesariamente sano, me permitió conservarme siempre dentro de mi peso normal. Sin embargo, algo pasó poco tiempo después de cumplir las temidas cuatro décadas.  De la nada, en cuestión de unos tres meses… empecé a engordar desmedidamente… llegando a tener un sobrepeso de 20 libras aproximadamente. Aunque no me sentía tan mal con los casi 10 kilos extra, me preocupaba por qué estaba engordando, ya que comía con moderación, relativamente sano, y advertí que de no hacer algo, me iba a disparar en un sobrepeso preocupante. Así, probé un método que encontré en internet, llamado Venus Factor, un producto que puedes encontrar acá: 

Con Venus Factor aprendí que mi cuerpo femenino era único y muy diferente el de un hombre (algo que debería ser obvio, pero no hemos sido educados para entenderlo así), por lo cual debía tratarlo de diferente manera a la hora de cuidarlo y tratar de mantener un peso y figura saludables.  

Los principales tips que aprendí con Venus Factor fueron: para rebajar de forma efectiva y sin rebote, las mujeres no podemos seguir dietas de constante déficit calórico, sino alternar días flacos en calorías con días gordos en calorías; el cardio no es suficiente, y mientras más edad tengamos, los ejercicios con pesas o haciendo uso del propio peso, son relevantes; y que, si te saltas el desayuno, postergándolo para hasta cuando te dé realmente hambre, era no sólo no malo, sino recomendable. Este último era el principio de lo que se conoce en el mundo fitness como ayuno intermitente, pero Venus Factor no lo explicaba así. La cuestión fue que, con Venus Factor, perdí –en tres meses– el peso extra que había subido, lo cual se me había hecho imposible con otras técnicas que usaba antes de los 40. Y lo curioso era que no pasaba hambre, y que además me podía seguir dando mis gustos y antojos con regularidad.  Ya luego, incluso dejé de contar calorías, y no sólo mantuve el peso, sino que bajé un poco más.

Sin embargo, tras aproximadamente un par de años de esa dinámica, empecé de nuevo a subir de peso con algo de rapidez, aunque mi peso se mantuvo dentro de los niveles de “normal”, pero ya me estaba creciendo la panza de una manera bastante incómoda. Ya allí, dije, “ay, no, será que el metabolismo, por la edad” y etc., y no entendía qué estaba haciendo diferente.  Con las semanas empecé a darme cuenta qué estaba haciendo diferente: estaba desayunando muy temprano. Estaba comiendo el mismo tipo de comida, similar cantidad de comida, pero ya no me estaba dando ese espacio de ayuno por las mañanas. Fue allí que comprendí que la clave, eje, o factor principal de todo lo que he aprendido acerca de cómo cuidar mi cuerpo después de los 40, tenía nombre y se llama: ayuno intermitente, pero lo había hecho intuitivamente por consejo del Venus Factor, y no como una estrategia consciente. Lo mejor es que el ayuno intermitente no es una dieta, no es sacrificio, es solamente un método de cuándo comer. En un mes después de volver al ruedo con el ayuno intermitente, ya había perdido la panza que me había salido.

En corto, el ayuno intermitente es incorporar en tu vida horarios de “comer” y “no comer”. Hay protocolos que van desde 12 horas ayunas:12 horas comes; 16 horas ayunas:8 horas comes; 20 horas ayunas:4 horas comes y hasta los que comes en horarios normales 5 días a la semana y ayunas dos días completos por 24 horas.  En mi caso, uso el de 16:8 casi a diario, pero escucho a mi cuerpo, y si algún día tengo hambre antes, simplemente rompo el ayuno más temprano.  Hay quienes hacen el ayuno intermitente de manera más flexible, y simplemente tratan de cenar temprano, y al despertar por la mañana, esperan, aunque sea una hora después de levantarse para tomar el desayuno.

Lo maravilloso, y se quiere milagroso, del ayuno intermitente es que no es ni siquiera un método para bajar de peso, sino un método para mantener tu cuerpo saludable, con tus hormonas balanceadas, con más energía, y muchos otros beneficios que puedes investigar por tu cuenta.

No te digo que, porque a mí me parece el mejor método para mantenerme saludable después de los 40, sea igual para ti, pero te animo a que lo investigues y lo pruebes, si es que andas buscando una manera de perder ese peso que te puede traer complicaciones de salud más adelante o que simplemente no te gusta llevar encima.  Para mí ha sido fantástico, y representa más que un horario de comida. Se ha convertido en un estilo de vida del que derivan muchísimos beneficios de salud integral.

Te advierto que el ayuno intermitente es altamente “satanizado” por algunas corrientes tradicionales de salud (el terrorífico “si no desayunas no tendrás energía”, big fat lie), pero cada vez aparecen más estudios científicos reconociendo su valor y beneficios.  Tú, usa tu criterio propio, y lo que mejor se acople a lo que andas buscando.  Cada cual es el único y responsable administrador de su propio cuerpo y salud. Por si las moscas, también aclaro, si es que aún no lo has notado, que no soy una nutricionista certificada para decirte qué hacer y darte instrucciones alimenticias específicas, sino una mujer que ha investigado y probado este método, le ha funcionado y hoy cuenta su experiencia.

También, ten en cuenta que este método no es exclusivo para mujeres arriba de 40. Resalto nada más, lo especialmente beneficioso que puede llegar a ser para una mujer que está pasando de los 40 y luchando por mantenerse en su peso normal y saludable, sin que eso le genere un estilo de vida miserable y lleno de insanas privaciones de comidas y peligrosos déficits calóricos.

Sé que después de los 40… parece más difícil estar en sintonía con un cuerpo que nos siga gustando y una buena salud que se refleje en energía, pero el ayuno intermitente puede ser un mensaje de la naturaleza que nos dice: “hey, ya te estresaste mucho en la vida, relájate, dale un descansito a tu mente y a tu cuerpo mediante el ayuno frecuente, y créeme que tu cuerpo te lo va a saber agradecer”.

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