La pornografía podría estar arruinando tu vida sexual y tu salud mental
No es un secreto que, con el auge de la era digital, las computadoras personales, las tablets y los teléfonos inteligentes, la pornografía es una práctica no sólo común, sino cotidiana o rutinaria para millones de personas. Pero, ¿qué tan libre de efectos secundarios es este hábito? Cada vez más especialistas de la salud mental y sexual nos advierten sobre sus consecuencias, nocivas para el bienestar, e irónicamente con consecuencias devastadoras para una vida sexual satisfactoria. Sigue leyendo, si deseas saber más.
En “Pornografía, el revés maquiavélico a la hombría”, un artículo publicado por Efe Salud, el doctor José Benítez Molina, director médico de Boston Medical Group y especialista en salud sexual masculina, explica que una investigación reciente realizada en el Reino Unido determinó que “las imágenes y vídeos de contenido pornográfico “desensibilizan” a los adolescentes”. Según dicho estudio, hecho por la Universidad de Middlesex sobre una muestra de más de mil adolescentes, hasta el 53% de los chicos y un 39% de las chicas, de entre 11 y 16 años, “consideraron la pornografía en internet como un retrato realista del acto sexual“. ¿Qué significa esto? Que estos jovencitos creen que la pornografía ofrece una visión realista de la sexualidad, lo que lleva a crearse expectativas no sólo poco realistas, sino “inapropiadas sobre las chicas y las mujeres, a veces no consensuadas y otras ejerciendo cierto nivel de violencia”, como cita Efe Salud acerca de las conclusiones del estudio.
Según el Dr. Benítez, la pornografía crea patrones sexuales en los hombres, que condicionan su comportamiento. “Cierto tipo de estímulos no se pueden recrear en las relaciones íntimas idealizadas y, al enfrentarse a la cruda realidad, sufren una gran decepción y pierden el interés por las relaciones de pareja, con la consiguiente falta de motivación y deseo”, asegura el especialista.
La antesala de la disfunción eréctil y la eyaculación precoz
La explicación científica que proporciona Benítez es fácil de entender: “El cerebro termina por acostumbrarse a lo extraordinario -continúa- y no reacciona ante lo más normal o sencillo. Nuestro cerebro no es capaz de enviar la orden que consigue la erección y descienden los niveles de la dopamina -neurotransmisor clave en la función motora-; por tanto, la excitación y las erecciones serán cada vez más débiles, la antesala de la disfunción eréctil”.
Lo otro es que muchos de amantes de la pornografía, se masturban mientras la miran, siendo muy probable que lo hagan de forma apresurada, queriendo alcanzar un orgasmo lo más pronto posible, y esto --hecho rutinariamente-- condiciona al organismo, pudiendo conducir a la eyaculación precoz.
Una droga que puede destruir la vida
En un artículo de la revista El Mundo de Mañana, llamado "La pornografía: un secreto vergonzoso", se califica la pornografía como la "nueva droga" de la actual sociedad, basándose en cifras preocupantes: “En los Estados Unidos hay cuatro millones de adictos, más o menos el mismo número de adictos a la cocaína, la heroína y las metanfetaminas en conjunto. Y 40 millones de estadounidenses reconocen que miran pornografía con regularidad”.
Pero, ¿por qué preocupan dichas cifras? Según se explica en la publicación, porque literalmente funciona como una droga, contra la cual no sólo no hay guerra, sino que fluye sin casi ninguna restricción por el mundo digital entero, con el respaldo e incentivo de una industria millonaria que se alimenta de ello: “Cuando una persona mira material pornográfico, el cerebro queda sobre-expuesto a sustancias químicas del placer, como dopamina, serotonina, oxitocina y epinefrina. El cerebro se modifica para acomodar las sustancias adicionales. El cuerpo acumula tolerancia y dependencia de esas sustancias químicas. Pasa de desear las sustancias químicas para sentirse bien, a ‘necesitarlas’. La pornografía es la nueva narcoepidemia, que, en silencio, se está apoderando del mundo”.
En ese mismo artículo de la revista El Mundo de Mañana, se cita un fragmento del libro La trampa de la pornografía, de Wendy y Larry Maltz, en los que se describen sin tapujos, los efectos trágicos de la pornografía: "El hecho de recurrir con frecuencia a la pornografía implica mucho disimulo y actividad secreta, por lo cual las personas que caen en ella suelen decir que se sienten aisladas, avergonzadas, deprimidas, falsas, moralmente comprometidas y en algunos casos, con tendencias suicidas… La mayoría de los adictos a la pornografía que hemos aconsejado o conocido se sorprenden al ver cómo esta pasó de ser una diversión esporádica a convertirse rápidamente en un problema habitual con la capacidad de destruir casi todo aspecto de la vida real… deteriorando sus relaciones, su trabajo, su amor propio e incluso sus sueños y deseos".
¿Cuál es la solución?
Aunque suene algo simple, pero difícil de poner en práctica a la vez, especialmente para un adicto a la pornografía, el Dr. Benítez considera que lo que se debe hacer para solucionar el problema es “cortar el vínculo digital con la videopornografía o cualquier otro tipo de material gráfico que altere nuestro equilibrio cerebral”. Y en algunos casos, dejar este vicio podría requerir de la ayuda de un profesional de la salud mental.
Acudir a la ayuda espiritual, por otro lado, también es una ruta que puede llevar a un adicto a la pornografía a liberarse de un vicio que está arruinando los aspectos más importantes de su vida, según se sugiere en el artículo de la revista El Mundo de Mañana.